Ragalna es un
delicioso pueblo situado a 830 m de altura en la ladera este del volcán Etna.
Sus orígenes datan de la época normanda: en 1136 el Señor de Paternò donó el
monasterio benedictino de San León y algunas tierras, que hoy forman parte del
territorio de Ragalna.
La historia
moderna de este pueblo, de 3000 habitantes y a 35 Km. de Catania, comienza cuando
se independizó de Paternò, en 1985. Hoy es un punto de atracción turística y por
su estratégica posición geográfica es llamada la “terraza del Etna”.
En su
extraordinario entorno natural es posible apreciar las pruebas del trabajo de
los campesinos diseminadas por todo el territorio: los viejos “palmenti”,
destinados a la producción de vino, las “cassude” de piedra lávica y tejas de
terracota, las simples casitas rurales y los “pagghiari m’petra” inmersos en
una naturaleza incontaminada y que evocan el estilo de vida de las poblaciones
rurales del macizo etneo.
Manzana "cola" |
La agricultura
El territorio de
Ragalna es cultivado gracias a los fértiles terrenos volcánicos que producen
frutos intensamente sabrosos: aceitunas, manzanas y peras; los cuales
representan la fuerza económica del pueblo. Son varias las variedades de
manzanas, entre ellas la cola, y de
peras, como la spinella, que se
consumen cocidas al horno y acarameladas; así como la uva “nsolia” de racimos
pequeños, rosados y con sabor que asemeja a la frutilla.
Pera "spinella" |
Durante la
dominación griega los bosques de Ragalna proveyeron la leña para la
construcción de las naves de guerra. Se supone que desde aquella época remota
las zonas montañosas eran habitadas por familias cuya actividad económica
consistía en la cultivación de árboles frutales, olivos y vides.
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