Con apenas un
kilómetro cuadrado, Ortigia, es el núcleo más antiguo de Siracusa, centro que
por mucho tiempo fue cuna de la cultura y sede del poder en el Mediterráneo, la
“ciudad ideal” de Platón y la primera ciudad griega de Sicilia.
En esta isla,
conectada por un puente a tierra firme, sobran testigos de un lejano pasado,
abarrotada de arquitectura griega, barroca y clásica, inmersa en un laberinto
de callejuelas y escalinatas. Tan estrechas son sus callecitas, que casi se
pierde de vista el mar, el cual baña todos los ángulos de este delicioso rincón.
El centro de
Ortigia es la plaza Duomo, un amplio espacio de forma irregular que, gracias a
la ausencia de tráfico y a su elegante pavimento, es considerado la vidriera de
la ciudad. En esta plaza, el área sacra más antigua de Siracusa, se encuentra
la catedral, principal edificio de la isla realizado sobreponiendo al
preexistente templo griego, en honor a Athena, la estructura cristiana. Las
bases del antiguo templo son aún visibles. La fachada es netamente del barroco
del ‘700. Bordeando la plaza hay elegantes palacios aristocráticos como el
Beneventano del Bosco y el Vermexio, hoy sede del Municipio.
El itinerario del
paseo tiene algunas paradas obligadas como la fuente de Artemide, el castillo Maniace y la fuente de Aretusa, gran pileta circular coronada de cañas de
papiro.
La fuente de
Aretusa
Existe un
episodio histórico que ha convertido a la fuente en mitológica. Fue justamente
la presencia de esta vertiente de agua dulce la que favoreció el primer
asentamiento en Ortigia, en el siglo XIV a.C. Los griegos rápidamente le
encontraron un origen mítico, ligándola a la ninfa Aretusa, del séquito de
Artemide. A esta primera tribu indígena le siguió, en el siglo VIII una colonia
de griegos provenientes de Corinto.
La ciudad creció
rápidamente: apenas 70 años después de su fundación, Siracusa ya había fundado
a su alrededor otras tres colonias. En un par de siglos se convirtió en una de
las ciudades más poderosas del Mediterráneo y era considerada a la par de
Atenas.
Si bien todos los
puntos de interés arqueológico se encuentran fuera de Ortigia, en la isla son
evidentes las huellas de las distintas civilizaciones, siguiendo las
vicisitudes de la tormentosa historia siciliana.
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