El puerto de Portopalo |
Cielo y mar;
tierra y viento. Con 3500 habitantes, el pueblo más al sur de Sicilia es el
típico “posto di mare”. En la calle principal, sobre la iglesia, hay una veleta
con forma de pez espada que marca la dirección del viento. A partir de allí,
bares y negocios con artículos de mar.
De día el faro de
Cozzo Spadaro es anónimo, de noche se convierte en protagonista. Es sede de la
estación meteorológica, punto de referencia para la aeronáutica militar y para
la Organización Mundial de Meteorología.
Los pescadores
Portopalo, al
límite entre Europa y África, vive gracias al pescado y al tomate. Todas las
noches, a las 2 de la madrugada se repite la historia: llegan los barcos
pesqueros. Veloces y armónicos, los pescadores trabajan en cadena: seleccionan,
acomodan en cajones, cubren de hielo y un chorro de agua completa el
“packaging”. Los cajones pasan de mano en mano para ser acomodados en los
camiones refrigerados, prontos a partir para el mercado central de Catania.
Los tomates de Portopalo
En las sierras de
Portopalo hace calor y brilla el sol; clima ideal para los tomates. Se cultivan
distintas variedades: el “datterino”, pequeño y alargado; el “ciliegino”, de
forma esférica; y el “costoluto”, un tomate de forma irregular, rojo-verdoso y
sabroso, único en el mundo, que crece solo entre Portopalo y Pachino.
Palabras de los
lugareños: “los frutos rojos y jugosos,
crocantes cuando se muerden, embriagan con su perfume y el gusto dulce confirma
el triunfo de los sentidos”.
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