Interesante
ciudad, Sperlinga, famosa por la originalidad de tener un castillo construido en las
rocas, que hoy ha sido revalorado y ofrece un recorrido por la cultura y la
vida de otros tiempos.
El castillo
albergó el arsenal francés en la revolución de los “Vespri” sicilianos en el
año 1282. En el ingreso del castillo se lee la frase en latín “quod siculis placuit sola Sperlinga negavit”
(lo que querían los sicilianos, solo Sperlinga lo negó). Esta frase hace
referencia al momento en que toda Sicilia se reveló ante el despotismo francés,
mientras Sperlinga se mantuvo aliada.
El castillo por dentro
El castillo era
una fortaleza invulnerable, al cual se accedía por un puente levadizo y un
estrecho pasaje en la roca. Hoy, al castillo se accede mediante un angosto
puente. Se pueden visitar varios ambientes, como la escudería, en donde aún
están los postes para atar los caballos, junto a una magnífica bífora gótica y
una apertura muy pequeña, que servía para una eventual huída. También se puede
visitar la sala en donde se fundían los metales, en la cual hay una enorme chimenea
cavada en la roca. Un poco más distante se encuentra la iglesia dedicada a San
Lucas, con restos del antiguo pavimento y la sacristía.
Otra de las
habitaciones, una verdadera gruta, presenta en sus paredes doce agujeros, que
hacen pensar en la representación de un reloj o un lugar de culto.
A través de las
varias aperturas, se observa un plano inclinado por donde se descendían el
trigo hasta un molino. En los alrededores se aprecian los pozos para acumular
el agua que se recogía a través de canaletas cavadas en la misma roca.
Desde lo más alto
del castillo, se divisa un inmenso panorama de los valles y elevaciones
circundantes, lo que explica la importancia del lugar como punto de
observación.
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