Valle de Noto |
Los historiadores
cuentan que los daños aumentaban progresivamente desde Taormina a Siracusa, alcanzando
el máximo en Noto y Avola, donde nada se había salvado.
Después del terremoto, la
reconstrucción
Restos de
construcciones griegas, romanas, bizantinas, árabes y aragonesas corrían el
riesgo de desaparecer. El gobierno español se sintió forzado a intervenir
urgentemente y con grandes sumas de dinero.
En la zona del
volcán Etna centros enteros fueron casi íntegramente reconstruidos (Catania,
Aci San Antonio, Aci Catena, Belpasso, etc.) según el estilo arquitectónico del
momento: el barroco. Trabajaron los mejores arquitectos sicilianos: Vaccarini,
Battaglia e Ittar, quienes realizaron indiscutibles obras maestras de
arquitectura “settecentesca”.
Los restos de
siglos de historia que sobrevivieron al terremoto fueron englobados en
estructuras barrocas. Un clásico ejemplo es el ábside de la catedral de
Catania, los portones góticos diseminados por todas las ciudades y los restos
romanos dispersos por el campo.
Para observar las
netas diferencias del “antes” y el “después” hay que recorrer pueblos cercanos
al Etna: en el Sudeste, Belpasso y Randazzo, y al Noroeste, Acireale y Bronte,
para descubrir las diferencias urbanísticas y arquitectónicas. A las anchas
calles de Belpasso y Acireale, ampliamente afectadas por el terremoto y
reconstruidas, se contraponen las estrechas callejuelas de Randazzo y Bronte,
situados lejos de la costa, a mayor distancia del epicentro del cisma.
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