martes, 2 de octubre de 2012

Acireale: exquisitez barroca


Iglesia San Sebastián
La ciudad surge en una pendiente de naturaleza lávica, comprendida entre el sudeste del Etna y la costa jónica, resumiendo así, en su paisaje, el color oscuro de la piedra lávica, el azul del mar y el verde, amarillo y naranja de los cítricos.
Con huellas greco-bizantinas y con notable influencia árabe, Acireale ya era conocida en la época romana por la presencia de aguas sulfurosas que le dieron la fama de localidad termal.
La ciudad, cuyo nombre original fue Akis, era la “parada” para quienes recorrían el antiguo camino romano que desde Messina llegaba a Catania.
No obstante la eterna rivalidad con Catania, Acireale fue una floreciente ciudad hasta la primera mitad del ‘800, cuando progresivamente comienza a perder su rol.
La imagen barroca que la caracteriza se debe a las sucesivas reconstrucciones después del devastador terremoto de 1693.

El centro histórico de Acireale
La espléndida Piazza Duomo goza de una belleza armónica, rodeada por el Municipio con sus balcones en forma de pecho de pato y los palacios nobiliarios con suntuosas decoraciones barrocas.
Sin embargo, a 100 metros de la catedral se encuentra la iglesia más impactante de Acireale: San Sebastián; con sus pilastras (columnas de sección cuadrangular), estatuas y esculturas de ángeles; cercada por una serpenteante balaustrada (columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras).

Fotografía: foto-sicilia.it

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