Iglesia San Sebastián |
La ciudad surge
en una pendiente de naturaleza lávica, comprendida entre el sudeste del Etna y
la costa jónica, resumiendo así, en su paisaje, el color oscuro de la piedra
lávica, el azul del mar y el verde, amarillo y naranja de los cítricos.
Con huellas
greco-bizantinas y con notable influencia árabe, Acireale ya era conocida en la
época romana por la presencia de aguas sulfurosas que le dieron la fama de
localidad termal.
La ciudad, cuyo
nombre original fue Akis, era la
“parada” para quienes recorrían el antiguo camino romano que desde Messina
llegaba a Catania.
No obstante la
eterna rivalidad con Catania, Acireale fue una floreciente ciudad hasta la
primera mitad del ‘800, cuando progresivamente comienza a perder su rol.
La imagen barroca
que la caracteriza se debe a las sucesivas reconstrucciones después del
devastador terremoto de 1693.
El centro histórico de Acireale
La espléndida
Piazza Duomo goza de una belleza armónica, rodeada por el Municipio con sus balcones
en forma de pecho de pato y los palacios nobiliarios con suntuosas decoraciones
barrocas.
Sin embargo, a
100 metros de la catedral se encuentra la iglesia más impactante de Acireale:
San Sebastián; con sus pilastras (columnas de sección cuadrangular), estatuas y
esculturas de ángeles; cercada por una serpenteante balaustrada (columnas
pequeñas que con los barandales forman las barandillas o
antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras).
Fotografía: foto-sicilia.it
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