El megalito con forma de águila |
Misteriosos
megalitos, de origen hasta ahora desconocido, se presentan en una sugestiva
atmósfera en un llano entre los Montes Peloritani y los Nebrodi, en provincia
de Messina.
El altiplano de Argimusco, del griego Argimoschion,
altiplano de las grandes ramificaciones, surge a 1200 metros sobre el nivel del
mar, cerca del pueblo medieval de Montalbano Elicona.
Caminando por el
sendero que va tocando esos enormes bloques de calcáreo, se encuentran los
símbolos de la fertilidad: el Menhir, masculino y femenino, entre los cuales se
observa la salida del sol. Más adelante se encuentran el Mamut y el Rostro,
piedra de expresivo perfil humano. Más lejos, hacia el Norte, se divisa el
Águila, cuyo pico pareciera indicar la presencia de una necrópolis. En el
centro del altiplano, están los dos megalitos más enigmáticos: la diosa Orante,
un perfil de mujer en posición de rezo, tan perfecto que se hace difícil creer
que sea solo obra de la naturaleza. Observando con atención se pueden ver las
manos juntas, el largo velo, el rostro y la aureola. Alineada a la diosa, está
la Gran Roca y en el espacio entre estas dos se puede ver la puesta del sol.
En el altiplano
se encuentran también numerosos Mehir, testimonio de una antigua necrópolis;
los Cubburi, monumentos funerarios de piedra transformados y utilizados por los
pastores.
Todos estos
inmóviles testimonios parecen hipotizar que este territorio, en posición
estratégica, habría sido lugar sagrado en donde se desarrollaban rituales
ligados al ciclo de las estrellas y de los solsticios.
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