Desde la antigüedad,
la extracción de sal marina ha representado para Trapani una fuente de riqueza.
La particular conformación de la costa y las condiciones climáticas han hecho
del tramo costero, que se extiende desde Trapani hasta Marsala, una enorme fábrica
de sal natural.
En un tiempo,
cuando la industria de la sal marina era, junto a la del coral, la principal
actividad económica de Trapani, naves cargadas de sal partían hacia Estados
Unidos, Rusia y Japón. Hoy, aunque se produzca mucha menos cantidad, vale la
pena una visita a las salinas.
De lejos, se
divisa un retículo inmenso de tanques en donde el agua de mar se deja evaporar
lentamente, hasta dar lugar a la formación de un blanco estrato de minerales.
La recolección se realiza en el mes de agosto, cuando se alcanza el punto
máximo de secado. Trabajadores estacionales, con el fuerte sol estivo de la
isla sobre la espalda y pico en mano, vuelven negras sus pieles por el gran
reflejo que producen los cristales de sal. El trabajo, hoy, está en gran parte
mecanizado, pero se recuerda, junto con el trabajo en las minas de azufre, como
uno de los trabajos más duros para el hombre.
Tan duro e ingrato era el trabajo
en las salinas, que hasta no hace mucho tiempo, desde Trapani a Marsala era muy
común encontrar gente joven con terribles alteraciones en los huesos del pie y
de las manos, causadas por el prolongado contacto de la piel con la sal.
Crédito de la foto: lasicilia.es
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