A 500 metros
sobre Taormina, este pueblo medieval ofrece extraordinarias vistas: el Etna, el
golfo de Naxos y el estrecho de Mesina. Castelmola es panorámica y cuando las
nubes la envuelven, da la sensación de flotar en el aire.
Se encuentra a
pocos minutos de Taormina, 5 kilómetros de camino sinuoso que circunda al monte
Tauro. Mientras Taormina es una ciudad-vidriera, siempre de moda y llena de
turistas todo el año; Castelmola se ha conservado como pequeña joya medieval, fuera
del interés turístico convencional.
Hay que
recorrerla a pie y con calma, disfrutando de las pocas callecitas pavimentadas,
con balcones floridos, portales de piedra lávica y pequeños negocios de
artesanías locales.
Qué ver en
Castelmola
En el punto más
elevado se encuentra los restos de un castillo del ‘500, al cual se llega
subiendo los escalones que parten de la plaza “belvedere” de San Antonio; otros
escalones llegan a la iglesia de San Jorge, la que ha sufrido una rotación de
la nave central. Desde una pequeña terraza se tiene una magnífica visión del
Etna.
Qué hacer en
Castelmola
No se puede dejar
de probar el vino de almendras con “piparello”, un biscocho seco, también de
almendras, semejante a los “cantucci” de Siena, que se saborean mojándolos en
el vino. Esta especialidad se puede disfrutar en el Bar San Giorgio, muy
visitado por personajes famosos: Winston Churchill, Rockefeller, Marcelo Mastroianni,
Sophia Loren y Vittorio De Sica.
Sobre la misma
plaza San Antonio está también el bar Turrisi, con una decoración por demás
original y llamativa: sobre las mesas, colgados en las paredes e impresos en
las servilletas hay una colección de penes, que constituyen una muestra por sí
solos. De formas, dimensiones y materiales completamente insólitos: una
colección que nace en el siglo pasado de la pasión del abuelo del actual
propietario por la mitología griega, la cual consideraba el miembro masculino
como símbolo de fecundidad.
Paseo a pie de
Taormina a Castelmola
Desde una
escalinata que parte muy cerca de la puerta Messina de Taormina, con amplios
escalones que facilitan el ascenso y regalan una experiencia inolvidable se
puede llegar a Castelmola. Entre ágaves, aloes, “fichi d’India”, alcaparras y
la rara Centaurea tauromenitana, con bellas flores amarillas, se llega a la
necrópolis de Cocolonazzo di Mola, con numerosas tumbas y grutas artificiales.
Después de aproximadamente una hora se entra a Castelmola por la puerta de los
Sarracenos.
Gastón Vuillier, pintor
francés, en 1895 escribió:
“Gozo de una vista maravillosa, aunque por momentos
me da vértigo”.
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