jueves, 25 de abril de 2013

Grammichele: el hexágono perfecto


La ciudad de Grammichele, a 68 kilómetros de Catania, ha conseguido conservar una perfecta forma geométrica hexagonal.
Este sugestivo trazado se realizó después del desastroso terremoto de 1693, a pedido del príncipe de Butera que quiso repetir en Grammichele el mismo esquema geométrico de la localidad de Palmanova, en la región del Friuli.

La ciudad hexagonal
Desde la plaza, corazón de la ciudad, se proyectan en forma geométrica todas las arterias. La plaza es de grandes dimensiones y está enmarcada por la catedral, la municipalidad y otros edificios representativos.
Hay tres calles principales que atraviesan la plaza, creando seis sectores. El pasaje de cada una de estas calles da vida a una plaza menor, seis en total.
La plaza principal está circundada por calles concéntricas que en su desarrollo crean la forma hexagonal del centro habitado.
Fotografía: www.camperweb.it
 

lunes, 22 de abril de 2013

Palermo: el santuario de Santa Rosalía


Entrada del santuario de Santa Rosalía
Según cuentan los devotos, en 1624 Santa Rosalía fue la responsable de detener una epidemia de peste, por lo que la población de Palermo la declaró patrona de la capital de Sicilia.
El santuario se encuentra a 429 metros de altura y se puede llegar en auto o a pie. En primavera u otoño se aconseja realizar el ascenso a pie. Se necesitan alrededor de 2 horas para recorrer los 13 kilómetros. En la noche del 3 al 4 de septiembre muchos fieles emprenden la subida que antiguamente se hacía con los pies descalzos.

El interior de la gruta de Santa Rosalía
Un vestíbulo con varias lápidas que recuerdan la devoción de los soberanos borbónicos por la santa y reproducciones artesanales de órganos humanos que a lo largo de los años la santa ha liberado de enfermedades, introduce en la gruta de la santa muerta a los 33 años.

La imagen de Rosalía se encuentra custodiada en una urna, debajo del altar. Muchos autores de guías palermitanas han usado palabras de Wolfgang Goethe para describirla. El escritor alemán escribió: “A través de grandes hojas de latón y arabescos vi debajo del altar resplandecer algunos lámparas; me arrodillé para espiar por las aberturas. En el interior había un objeto que se veía como si estuviera envuelto en un velo: una bella joven…la cabeza y las manos, de mármol blanco, eran, no puedo decir que estilizadas, pero sí muy naturales, casi seductoras, como para creer que respirase…”.