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Panorámica desde Forza d'Agrò |
Los estudiosos
dicen que sus orígenes son anteriores a
la época normanda, pero desde el punto de vista estrictamente histórico, data
del 1117, año de construcción del castillo normando hecho edificar por el conde Ruggero.
Inmersa en la
quietud y el verde, este pueblo conserva un extraordinario patrimonio histórico
y artístico que la convierten en un museo al aire libre, una miniatura de otros
tiempos. Conserva un aire medieval con sus casas, adosadas unas a otras entre
estrechas y articuladas callejuelas, antiguas estructuras que no superan los
dos pisos y conservan intacta la fisonomía del lugar.
En el corazón del
pueblo se encuentra la catedral del ‘400, armoniosa y simple; más abajo la
bellísima iglesia de la Triade, con su escenográfica Puerta Durazzesca, al lado
del Convento de los Agostinos, hoy Municipio.
Paseando entre
las antiguas casas y los pasajes del centro histórico, invade una sensación de
que aquí el tiempo se ha detenido verdaderamente.
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