En Giarratana,
provincia de Ragusa, se produce una cebolla con características únicas. De
forma redonda y achatada, con pulpa blanca, carnosa, muy dulce y aromática. Los
bulbos, cada uno de por lo menos medio kilo, son de color blanco amarillento.
Cultivada en
Oriente, 3.000 años atrás, era la base de la alimentación de los egipcios y fue
introducida en Sicilia por los griegos.
En los valles
calcáreos del altiplano ibleo, la cultivación de la cebolla encuentra las
condiciones ideales. Se siembra a fines de octubre, se transplanta en febrero y
se cosecha en julio para luego dejar secar sus bulbos al sol.
Cada año en
Giarratana, en la vigilia de Ferragosto, se celebra la sagra (fiesta de la cebolla) que promueve la
comercialización y el consumo a través de la degustación. Para esta ocasión,
las calles del pueblo se llenan de stands en donde la cebolla es cocinada y
servida en todas las versiones posibles, acompañada de quesos típicos y el vino
local Nerod’Avola.
Por su dulzu ra es
excelente en ensaladas combinada con otras verduras o sola, simplemente con
aceite de oliva y sal. Es el ingrediente principal de la “scaccia” ragusana y
es deliciosa a la parrilla o al horno, acompañando carnes y pescados.
La “scaccia”: el fast food ragusano
Símbolo de la
cocina pobre de los años difíciles, debe su suerte al redescubrimiento del
horno a leña. La “scaccia” es una focaccia crocante, interiormente tierna y
sabrosa. El relleno típico es la cebolla de Giarratana tiernizada, mezclada con
tomate, queso pecorino y perejil; como también habas, ricota y caciocavallo o
berenjenas fritas, albahaca y queso. La masa preparada con harina de trigo,
levadura, agua, aceite de oliva y sal, se rellena, se cierra en semicírculo o
en rectángulo y se cocina en horno a leña. Con variantes que cambian de
provincia en provincia, es un bocado para saborear a cualquier hora, al mejor
estilo fast food.
No hay comentarios:
Publicar un comentario