A fines del ‘800
Palermo, la capital siciliana, es centro de actividad económica internacional.
La ciudad tiene una intensa vida mundana y los protagonistas son soberanos y
príncipes que llegan de varios países europeos. Palermo se convirtió en la
capital del estilo Liberty y en punto de referencia de la aristocracia y la
alta burguesía europea.
Desde el 1900
Villa Igiea es el hotel más prestigioso de Palermo, encargado por IgnazioFlorio al arquitecto Ernesto Basile, protagonista del Modernismo italiano. La
idea inicial fue realizar un lujoso centro de talasoterapia, por lo que Florio
compró Acquasanta, una vasta región con una vista incomparable, un extenso
jardín que desciende hacia el mar y la fuente Acqua Santa, con milagrosas
capacidades terapéuticas. El nombre Villa Igiea proviene de Hygiea, diosa de la
salud. El proyecto original de sanatorio de lujo fue abandonado rápidamente y
cambiado por la construcción de un gran hotel, redituable económicamente, dirigido
a una elite de visitantes.
La fachada
exterior del edificio se presenta austera y no parecería responder al estilo
Art Nouveau. Las líneas rígidas se moderan con los ornamentos del pórtico con
motivos típicos de ‘400 siciliano, con la adopción de arcos sostenidos por
columnas y voluptuosos capiteles. El jardín fue proyectado siguiendo dos
modelos: uno italiano y otro inglés. El italiano propone una escenografía del
jardín alla italiana, con un escalón que lleva a un nivel inferior,
caracterizado por la presencia de una pileta de agua que conduce al balcón
sobre el mar con vista al golfo de Palermo. El modelo inglés se presenta con
senderos sinuosos, prados y canteros.
La monumentalidad
externa deseada por Ignazio Florio, es mitigada en el interior con un estilo
formalmente Art Nouveau, quedando plasmado en el diseño de muebles y decoraciones con elementos florales que
constituyeron el signo distintivo del estilo Liberty.
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