Es uno de los
lugares más sugestivos de Palermo, tal vez porque está escondida entre los
palacios antiguos del centro histórico, o tal vez por la imponencia de esta
fuente que aparece de imprevisto a los ojos de los curiosos.
Pasando los
Quatro Canti, en dirección a la estación central, se escucha el rumor de la
fuente Pretoria, símbolo de la capital siciliana y que, desde su realización,
ha dado que hablar.
La fuente
realizada en mármol de Carrara era destinada a Luigi Di Toledo, un noble
florentino, que en 1552 se la había encargado al escultor Francesco Camilliani.
Por motivos económicos, la fuente Pretoria se vendió en 1573 al Senado de Palermo y llegó a la ciudad en piezas que fueron adaptadas para su posicionamiento en Plaza Pretoria.
La fuente es de
planta elíptica y estructura piramidal, dividida en cuatro sectores por medio
de escalinatas. Sobre su planta se podía caminar, pero hoy ha sido cerrado el
paso al público y está circundada por rejas de hierro.
En el centro de la fuente se encuentran tres fuentes concéntricas con un juego de agua, que es volcada desde arriba por un candelabro sostenido por un Baco. En los bordes de las fuentes hay grupos de esculturas que representan divinidades romanas y etruscas. En cada sector del nivel inferior hay una fuente con una figura alegórica que representan, cada una, los cuatro ríos de la ciudad de Palermo: Papireto, Oreto, Maredolce y Gabriele.
La fuente Pretoria es llamada la “fuente de la vergüenza” por la desnudez de las esculturas que en el 1600 ofendían el sentido del pudor.
Una leyenda
cuenta que las monjas de un convento de clausura que da sobre la plaza,
disgustadas por la obscenidad de las estatuas, destruyeron los genitales para
eliminar las “vergüenzas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario