lunes, 16 de abril de 2012

Los españoles en Sicilia


Los reyes aragoneses se dedicaron, sobre todo, a profundizar las rivalidades existentes entre los barones normandos y los nobles españoles. En 1410, el último exponente siciliano de la casa de Aragón, murió sin dejar sucesores.
Los españoles declararon rey a Fernando de Castilla, quien ejercía su poder desde España, quedando Sicilia bajo el dominio de sucesivos virreyes. Sin un monarca en condiciones de intervenir directamente, instaurada la inquisición y con una administración pública cada vez más corrupta, Sicilia se sumergió en un período confuso. Tan oscura fue esta etapa, que ni siquiera se pudo beneficiar del espléndido Renacimiento que estaba floreciendo en toda Italia.
La isla, además, en 1669 fue afectada por una gran erupción del Etna y en 1693 sufrió desastrosos terremotos que sacudieron a varios centros sicilianos.

Después de la guerra de sucesión española, el Tratado de Utrecht (1713) asignó Sicilia a la casa piamontesa de los Saboya. Siete años más tarde, Sicilia fue entregada a Austria, la cual fue tan impopular que cuando el príncipe español Carlos de Borbón conquistó el Reino de Nápoles (1734), los sicilianos lo acogieron con muchas esperanzas. Carlos tenía ideas innovadoras, pero desgraciadamente fue sucedido por su poco competente hijo Fernando I, rey de las Dos Sicilias. Fernando enseguida demostró cuánto más le interesaba la vida de la corte de Nápoles, que los problemas del pueblo siciliano.
Cuando los republicanos franceses marcharon con Napoleón sobre Nápoles, Fernando escapó a Palermo, protegido por Inglaterra.

En 1815, después del fracaso de Napoleón, Fernando I y sus sucesores continuaron reinando en la isla. Fernando IV abolió cada una de las autonomías de la isla. El régimen policial y el desprecio por la cultura habían creado un gran descontento. Todo esto, sumado a otros factores políticos, sociales y económicos, fue el origen de la insurrección del 1848 cuando Sicilia abrió la etapa revolucionaria que encendió a Europa.

Fotografía: Hispanismo.org

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