sábado, 28 de junio de 2014

Sagra del tataratá en Casteltermini: fiesta de Santa Croce

La fiesta de Santa Croce, más comúnmente conocida como “Sagra del Tataratà”, es una de las más antiguas manifestaciones folclóricas de Sicilia.
 
La sagra del tataratá se realiza en Casteltermini, provincia de Agrigento, en la última semana de mayo. Esta fiesta es el reflejo de la dominación árabe-musulmana en Sicilia.
El nombre onomatopéyico tataratá deriva del sonido rítmico del tambor que acompaña la cautivante danza folclórica que realizan duelistas armados con sables.

Origen de la fiesta de Santa Croce
Según la leyenda, antes de la fundación de Casteltermini, las vacas que pastaban se arrodillaban siempre en el mismo lugar. Esta actitud llamó la atención de sus pastores quienes excavaron y encontraron una cruz de madera que data del año 70 d.C.
En 1969, con la fundación del pueblo, varias corporaciones, llamadas “ceti”, organizaron la fiesta que incluye cabalgatas, bandas musicales, procesiones y, por supuesto, la danza del tataratá.

Origen de la danza del tataratá
Los orígenes de la danza son inciertos y oscuros. La mayor parte de los estudiosos relaciona el rito con las primeras procesiones de la Santa Croce en las cuales habrían participado los árabes convertidos. Algunos historiadores creen que los movimientos con los sables pueden interpretarse como batallas entre musulmanes y cristianos o como alegoría de la pacífica convivencia entre las dos etnias, que estaban bajo el dominio normando.

La sagra del tataratá
Los festejos inician el último viernes de mayo cuando los representantes de la Real Maestranza guían un antiguo carro decorado con flores hasta el santuario. Los representantes de los ceti desfilan con trajes del ‘700 sobre caballos adornados con coronas. El cortejo se detiene en la plaza de la catedral donde hombres vestidos de blanco al estilo árabe realizan un duelo con sables. Los habilísimos jóvenes forman una serie de figuras disponiéndose en círculos, en parejas o simulando una batalla. Los frenéticos saltos y golpes de sables siguen el ritmo de los tambores.

Fotografía: www.siciliano.it




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